miércoles, 2 de diciembre de 2009

¿DÓNDE ESTÁS, JOSÉ MARÍA ARGUEDAS?

Cuatro días de agonía. Luego partió. Cuatro décadas pasaron. Sigue presente. Muchos lo buscamos. En su obra, en su canto, en sus huellas de infancia, en sus pasos por el Santa Isabel de Huancayo, en sus escritos en La Antorcha, en su andar por Apata, en su cosechar de cantos por Pampas. Lo seguimos buscando. ¿Dónde estás, José María Arguedas? Lo busca también Edwin Montoya en este su canto con letras salidas del alma. (Texto y traducción gracias a este valioso blog: Sarhuallaqta).

ARGUEDASNINCHIK (Nuestro Arguedas)

Danzantellay, tayta Auqui
Mi danzante, Padre Auqui
Maria Arguedas, wawqichanchiq
María Arguedas, nuestro hermanito
cocaschanta choqaycuspa
arrojando tu coquita al viento
yachaspaykim, willaykuway.
si lo sabes, dímelo.

Kintuschanta kintuykuspa
Tu bolsita de coquita profetiza
yachaspayki, willaykuway
si lo sabes, dímelo
Pedro urqota tapuykuy
Pregúntale a la montaña Pedro
paysi yachan may kasqanta.
Sólo él sabe dónde se encuentra.

Chanchaylipis takikuchkan
En Chanchayli está cantando
Aqolapis waqakuchkan
en Aqola está llorando
Chanchaylipis takikuchkan
en Chanchayli está cantando
Aqolapis waqakuchkan.
en Aqola está llorando.

Pregunta: Dioses, Wawanis, Pedro urqos ¿dónde está Arguedas?.

Las páginas wayraq inas
Las páginas como el viento
kusikunki, kutimunqa
alégrate, vendrá
layqam qawam, paymi yachan
el brujo mira, él sabe
layqam qawam paymi niwan
el brujo mira, él me dijo
layqam qawam paymi yachan
el brujo mira, él sabe
layqam qawam paymi niwan.
el brujo mira, él sabe.

Terciopelo pachachallan
Su ropita de terciopelo
piraq mayraq churakunqa
¿Quién y cuándo lo usará?
terciopelo pachachallan
su ropita de terciopelo
piraq mayraq churakunqa.
¿Quién y cuándo lo usará?

Ñoqallay Puquiucha ripukuptiy.
Yo, puquianito cuando me vaya.
Ñoqalla Qollana wañukuptiy.
Yo del ayllu Qollana cuando muera.
Ñoqallay Puquiucha, ripukuptiy.
Yo, puquianito cuando me vaya.
Ñoqalla Qollana, wañukuptiy.
Yo del ayllu Qollana cuando muera.

Aquí el canto de Edwin Montoya, con arpita y violín, como le gustaba a Arguedas.

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