jueves, 24 de mayo de 2012

Trabajadores de Doe Run Perú agreden a ambientalistas italianos

Estas imágenes parecen resumir el estilo de intervención de la empresa contaminadora Doe Run Perú (DRP) y de su propietario Ira Rennert, y de sus cabezas más visibles en Perú, Juan Carlos Huyhua y José Mogrovejo: a patada limpia, como animales.

Los hechos se produjeron el viernes 23 de marzo. El Colegio de Ingenieros del Perú en Junín había convocado a un foro sobre el problema de Doe Run Perú. El certamen fue organizado a la medida de los intereses de DRP: expositores que coinciden con el pedido de otorgarle una nueva ampliación a esta empresa para que culmine su PAMA (a excepción de la representante del proyecto El Mantaro Revive), y un público constituido mayoritariamente por la portátil-trabajadores de DRP.

En el certamen no se dijo nada de los niños que nacen como plomo en la sangre, no se hizo mención a la mejora de la calidad del ambiente desde que el complejo metalúrgico de La Oroya dejó de funcionar, nada sobre la presencia de otros metales en la sangre de la población oroína, y no hubo mayor información sobre el impacto negativo de la contaminación que alcanza a la provincia de Concepción del valle del Mantaro.

Lo que sí hubo fue golpe, insulto, para quienes legítimamente se muestran en contra de una nueva ley complaciente para la DRP. Mientras los expositores y público vivían una suerte de evento de camaradería en el auditorio Nuestra Señora del Valle, en las afueras un grupo de trabajadores decidió agredir físicamente y verbalmente a dos jóvenes italianos que llegaron a Perú en condición de voluntarios ambientalistas para el proyecto El Mantaro Revive.

El Mantaro Revive es un proyecto de Cáritas Huancayo que, como muchos recuerdan, impulsó un estudio científico cuyos resultados demuestran objetivamente eso que a DRP le molesta: la contaminación no afecta solo a La Oroya sino, incluso, al valle del Mantaro, y la población no solo tiene altos niveles de plomo en la sangre, sino también de otros metales.

Y como a DRP no le gusta que se conozca la verdad, opta por estrategias de presión a través de sus trabajadores, llegando a extremos como esta agresión que indigna:

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